–Por: Alejandro Salazar
–Fotografías: Cortesía
El Hotel Encanto lo construyó el Taller Aragones Arquitectos en una colina en las costa de Acapulco, utilizando pocos recursos, materiales austeros y mano de obra de esa zona. La edificación trata de guardar la escala humana, en ocasiones estrecha, reducida; rincones donde sólo caben dos personas, espacios muy íntimos que cubren y protegen a los huéspedes.
En este hotel todo el tiempo cabe el asombro y no hay manera de no observar cada lugar, no hay forma de distraerse: áreas comunes, espacios privados, todos ellos creados para la relajación de sus huéspedes.
El Hotel Encanto es también un gran laberinto cuyas salidas se abren y terminan en el océano, este es un juego donde todo fue creado para generar una continua salida al mar; para hacer que quienes lo habiten, busquen y encuentren el mar.
Por otro lado, la eficiencia en el uso los materiales, aprovechamiento de todos los recursos, materiales pertinentes para la construcción, es una parte importante para el Hotel Encanto. La arquitectura del lugar se traduce en un punto perfecto de encuentro entre luz, naturaleza y espacios creados para el estímulo de los sentidos. Rincones pensados para leer en soledad, escuchar música, ver las inigualables puestas de sol.