Por: Alejandro Salazar
Fotografías: Christian Robles
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El día de ayer, 28 de abril se inauguró en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, la exposición "Cristóbal Balenciaga", en la que por primera vez en Latinoamérica se pueden ver parte de las piezas del reconocido modisto español.
Esta muestra, reúne un conjunto de ocho vestidos provenientes del Museo Cristóbal Balenciaga en Guetaria, España, así como 31 fotografías de Manuel Outumuro –pertenecientes al mismo acervo– que revelan detalles de una técnica de corte magistral y destacan la fineza de los acabados.
Esta selección se completa con piezas de colecciones particulares de España y México: ocho vestidos, siete sombreros, dos mascadas y 51 figurines que dan testimonio del delicado proceso de diseño y confección.
La exhibición, fue curada por Javier González de Durana –exdirector del Museo Cristóbal Balenciaga–, se enlaza también con el propio acervo del MAM, que ofrece similitudes entre los diseños del modisto español y el gusto reflejado en los retratos de la burguesía mexicana. El retrato es un género que permitió a los artistas la experimentación de estilos y discursos fuera de la retórica nacionalista del muralismo mexicano y de su florecimiento en los años posteriores.
El propio Balenciaga ya había vinculado su trabajo a la pintura al inspirarse en las santas de Francisco de Zurbarán para la línea austera de las telas, signo inequívoco del maridaje entre las artes visuales y el diseño de modas.
De cuna humilde, el joven Cristóbal Balenciaga (Guetaria, País Vasco, 1895- Valencia, 1972) quedó deslumbrado por la elegancia de la familia real y la aristocracia, que veraneaban en San Sebastián a principios del siglo XX. Muy pronto decidió trabajar en las mejores sastrerías de esa ciudad, labor con la que adquirió la pericia técnica que le permitió más tarde revolucionar el oficio. Allí estableció su primera casa de moda (1917), con el nombre de EISA, a la que siguieron las de Madrid (1933) y Barcelona (1935).
En 1937 abrió su propio negocio en París. Sus conocimientos de experto en sastrería y tejidos, la habilidad para construir prendas y un perfeccionismo absoluto en los acabados lo convirtieron en un modisto sin par cuando la alta costura alcanzó su apogeo.
Balenciaga se consagró en solo tres años como el innovador por excelencia: cambió la silueta de la mujer moderna al liberarla del tradicional énfasis puesto en el pecho, la cintura y las caderas; imaginó cortes diferentes que dieron relieve a partes hasta entonces carentes de protagonismo en la indumentaria occidental, como la nuca, las muñecas y los antebrazos, y envolvió al cuerpo con volúmenes que dibujaban formas fluidas y contornos sorprendentes.
“Un buen modisto debe ser arquitecto para el diseño, escultor para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida”, decía este creador radical, que era receptivo a las tradiciones populares y regionales, y llegó a inspirarse en Goya y Zurbarán.
Para ilustrar su vínculo con la evolución del gusto y el auge del retrato burgués en el siglo XX, la exposición ofrece un juego de resonancias entre los diseños de Cristóbal Balenciaga y pinturas maestras del acervo del MAM y de colecciones particulares, lo que permite valorar a la moda como un fenómeno cultural inserto en la creación y las inquietudes de su tiempo.
La muestra, que permanecerá abierta al público del 28 de abril al 4 de septiembre de 2016, cuenta con un catálogo en línea e impreso, profusamente ilustrado, y con textos del curador y Guadalupe Loaeza.
A continuación te compartimos un video de lo que pasó durante la inauguración:
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