por Alejandro Salazar @Fashion_Trendy_ perfect.boy@live.com.mx
La diseñadorora Mathilde Roussel –con sede en París– ha hecho una instalación compuesta de esculturas vivientes con pasto en su exterior de cada pieza. Cada escultura esta hecha de metal reciclado y de un tejido lleno de semillas de hierba de trigo.
La idea de la instalación es crear una metáfora de los cambios de crecimiento del cuerpo humano. Las referencias que tomó Mathilde Roussel para la instalación fue a partir del proyecto sobre mitología egipcia, donde Osiris –dios de la renovación– al morir vuelve eternamente a la vida.
Mathilde recrea la personificación de la tierra con el pasto, creando los ciclos naturales: la muerte y el renacimiento, la sequedad y la fertilidad.
“El mundo natural, ingerido como alimento se convierte en componente del ser humano. Por medio de estas esculturas antropomorfas y orgánicas hechas de tierra y semillas de hierba de trigo, me esfuerzo por mostrar que el alimento, su origen, su transporte, tiene un impacto sobre nosotros más allá de su sabor. Su poder afecta a todos los órganos de nuestro cuerpo”
Su trabajo se convierte en un mapeo del cuerpo, una anatomía del tiempo y el espacio habitado por nuestra presencia frágil en el mundo.