–Por: Sara Hernández @AySaraElisa
Se dice que el teatro Guiñol fue creado en Lyon, Francia, poco después de la Revolución Francesa, donde un dentista utilizaba una serie de marionetas para distraer a sus pacientes del dolor y hacer críticas a situaciones y personajes conocidos del momento y eventualmente, tomó fama y se utilizó como un medio para educar y enseñar distintos valores en pueblos a lo largo de todo el mundo. Por otro lado, el Bunraku, el teatro de marionetas japonés, es algo mucho más complicado, donde el titiritero forma una parte crucial de la puesta en escena y los personajes en sí, son considerados casi humanos por los movimientos que manejan. Esta conjunción de elementos es lo que inspiró al artista y arquitecto mexicano, Pedro Reyes, para su nueva obra.
La Fundación Jumex Arte Contemporáneo ha buscado exhibir arte de formas que salgan de lo tradicional, por lo que comisionaron a Reyes para que hiciera una obra en la que el público se sintiera incluido. Por una corta temporada, el Museo Jumex presenta La Revolución Permanente, una comedia de enredos ideológicos que hace alusión a dos corrientes ideológicas que siguen rigiendo al mundo contemporáneo: el capitalismo y el socialismo; “la mano invisible del mercado contra el puño de la lucha revolucionaria.”
La Revolución Permanente es un proyecto que perpetua su anterior mini serie, Baby Marx, donde se contraponían el marxismo y el capitalismo usando a los personajes claves de esta ideología, Marx, Adam Smith, Stalin, Lenin, Mao Tse-Tung, “El Che” Guevara y Friedrich Engels, pero en esta ocasión, se hizo una puesta en escena de poco más de una hora a la que se le agregaron personajes nuevos que resultan cruciales para el desarrollo de la obra: León Trotsky, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Diego Rivera, Steve Jobs y Julian Assange.
Los personajes ahora suman un total de 25 y son conocidos tanto nacional como internacionalmente, por lo que la trama no puede malentenderse a pesar de las ironías e intrigas que se exponen a lo largo de la obra y que nos ponen a cuestionarnos aspectos tanto filosóficos como políticos que afectan nuestras vidas.
En resumidas cuentas, la historia trata de unos pequeños niños que quieren salvar una biblioteca de ser demolida para construir un rascacielos en su lugar y para hacerlo, utilizan un aparato que trae de nuevo a la realidad a autores de libros del pasado, como Karl Marx y Adam Smith, que resultan una causa perdida, por lo que mejor recurren a artistas de la talla de Frida Kahlo, Diego Rivera y Siqueiros, pero todos sabemos que la pareja tenía una serie de enemigos por sus preferencias políticas y que también son despertados, trayendo aún más problemas a la de por sí ya dramática situación, y si le agregamos la participación de Steve Jobs intentando convencer a la población de que los libros son algo sobrevaluado y podríamos tenerlos a todos en el más reciente aparato digital... Las risas e ironías son algo que está asegurado en esta puesta en escena.